Autodesarrollo

Crecí en una familia católica y asistí a una escuela católica. A finales de mi adolescencia, comencé a cuestionar y alejarme del cristianismo, aunque nunca abandoné mi búsqueda de conexión espiritual.

En mi adolescencia temprana, tuve una experiencia espontánea de amor incondicional. Fue una experiencia inmersiva que involucró una percepción alterada de la realidad; sentí como si pudiera ver las moléculas de los objetos a mi alrededor. Todo parecía estar lleno de vida y luz. La presencia de este amor incondicional traía sensaciones y significados profundos. En ese momento, simplemente sabía que este amor incondicional existía para todo ser humano, independientemente de cualquier otro factor, como lo que hacemos o decimos. Siempre he aspirado a reconectar con este amor.

A los 18 años, vine a Brasil para realizar mis estudios universitarios. Durante este período, exploré el esoterismo y la conexión con los mundos sutiles. Practiqué meditación, Tai Chi Chuan y experimenté con el vegetarianismo.

Al final de mis estudios universitarios, vino el matrimonio y el cambio de ciudad. Poco después, encontré otro grupo para continuar mis exploraciones, esta vez en la forma de una comunidad espiritual bien estructurada (Comunidad Figueira). Fui parte de esta comunidad durante casi 20 años. La ruptura ocurrió debido a cambios introducidos en las enseñanzas que no pude integrar.

Continué mi búsqueda de forma individual. Pasaron casi 15 años marcados por el desarrollo de la autorresponsabilidad y la sanación de heridas emocionales. Exploré Pathwork® y estudié la Teoría Integral por mi cuenta, además de leer muchos libros. Realicé diversas formaciones y estudios a través de cursos y prácticas de autoconocimiento, que incluyeron tantra (Comunna Metamorfose), constelaciones familiares, rituales con ayahuasca, ThetaHealing®, respiración circular, Técnica de Liberación Emocional (EFT®), el Modelo Rayid®, Ayurveda y Yoga.

A través de Rayid, descubrí la existencia de leyes universales que también se manifiestan en el Ayurveda y el Yoga—leyes universales de armonía regidas por una precisión matemática, creadas por un Padre/Madre inteligente y amoroso. Son leyes que, al seguirlas, nos permiten experimentar esta cualidad de armonía en nuestro cuerpo, mente y emociones. Este descubrimiento, por sí solo, habría valido todos los años de búsqueda, si mi interés hubiera sido únicamente la salud y el bienestar personal y social, ya que estoy comprobando su efectividad. Sin embargo, existe algo aún más grande que todas las enseñanzas y técnicas que he explorado hasta ahora.

No todo lo que aprendí y practiqué durante mis años de exploración de técnicas de autodesarrollo está alineado con los principios de Dios. Además, ninguna de estas prácticas es un requisito previo ni un paso indispensable para establecer una relación personal con Él. Por el contrario, estas técnicas a menudo se convierten en obstáculos, desviándonos del camino y trayendo consecuencias negativas que retrasan la plenitud del amor y la comunión que ya podríamos estar experimentando.

A finales de 2019, descubrí la existencia de la Verdad Divina o un camino hacia una relación personal con Dios. Comenzó un nuevo viaje, alineado con esta profunda búsqueda que siempre ha estado latente dentro de mí, un viaje que entiendo que está acompañado por la humildad, la verdad y la transparencia, entre muchos otros valores.

Mi enfoque actual es embarcarme en el GRAN EXPERIMENTO de cultivar una relación personal con el Creador del Universo, amar mi Padre/Madre Infinito(a), y aprender a amar tanto con Él/Ella y como Él/Ella.